12 de agosto: Día de la Juventud
En 1999 se aprobó que el 12 de agosto fuera declarado Día Internacional de la Juventud lo cual es una manera de reconocer su papel fundamental en la sociedad.
Actualmente, los jóvenes (de entre 15 y 24 años) representan más del 18% de la sociedad mundial según datos de la UNESCO y en España un 9% según el estudio “Cifras de Población a 1 de enero de 2013” del Instituto Nacional de Estadística.
Los jóvenes son uno de los grupos de población más castigados por la crisis, teniendo consecuencias en diferentes aspectos de su vida. Ante esta situación, los estudios indican que representan un tercio de los emigrantes internacionales pero también vemos en los últimos tiempos muchas de las iniciativas de transformación social que se llevan a cabo son lideradas por ellos. Su carácter innovador, creativo junto con el desarrollo de inquietudes que se produce en la época universitaria son algunas de las claves.
En este sentido, encontramos documentos y publicaciones como la “Estrategia de cooperación universitaria al desarrollo” que recalca que el hecho de ser universitario “comporta una forma de ser, una forma de vivir que asume, necesariamente, la defensa de la dignidad humana, de los derechos de hombres y mujeres así como toda una dimensión de cultura solidaria; y, de inmediato, también, la denuncia de aquellas situaciones que nos degradan como seres humanos, en cualquiera de sus manifestaciones: exclusión, marginación, violencia, miseria, injusticia e imposiciones”.
Los universitarios y universitarias españolas, son considerados actualmente verdaderos motores de transformación de realidades, agentes sociales con responsabilidades y compromisos en la generación de espacios en los que ejercer los derechos y por la creación de entornos en los que se forman, conviven y se interrelacionan ciudadanos activos, responsables y comprometidos. Son ellos mismos los que demandan en implicarse en actividades solidarias, solicitando a la propia universidad, la institución con la cual más relación tienen, una respuesta y salida a sus inquietudes. Estas dos realidades han hecho que los profesores, de manera particular, y las instituciones, de manera general, se hayan acercado a las ONG, para colaborar conjuntamente en el mundo del voluntariado y en la elaboración de programas.
Las personas jóvenes, y en concreto aquellas en edad universitaria, son quienes integran la mayoría de los grupos de voluntarios (Cortes, Hernán y López, 1998; Fundación Tomillo, 2000; Coordinadora de ONG para el Desarrollo –CONGDE-, 2007). En el caso concreto de la Comunidad de Madrid, el 24% de las personas voluntarias que colaboran en las asociaciones madrileñas tienen entre 19 y 25 años y más de un tercio cuenta con estudios universitarios de grado medio o superior.
Las ONG debemos impulsar y fomentar las inquietudes y competencias de los universitarios y universitarias, facilitándoles el marco y las temáticas en el que puedan desarrollar su rol en la transformación social pero teniendo en cuenta el momento vital en el que se encuentran, su necesidad de aprendizaje y de fortalecimiento de capacidades así como su carácter innovador y protagonista.