
¿De qué se habló en la Africa Water Week?
La semana del 18 al 22 de julio ha tenido lugar en Dar es Salam (Tanzania) la sexta edición de la Africa Water Week, que ha reunido a jefes de estado, ministros, representantes de agencias internacionales, empresas y ONG para hablar de los retos en agua y saneamiento que enfrenta la región. Nuestro compañero Alfonso Zapico estuvo ahí y cuenta en esta entrada sus impresiones.
Desde su primera edición en 2008 la Africa Water Week ha ido ganando relevancia y el consejo de Ministros Africanos sobre el Agua (AMCOW por sus siglas en inglés), encargado de organizarla desde 2009, ha conseguido consolidarse y liderar un espacio común para todos los países africanos en torno al agua y el saneamiento. Además de la Semana del Agua en África, que se celebra cada dos años, el AMCOW también es el responsable de organizar AfricaSan.
Aunque alguna de las iniciativas que se enmarcan dentro del AMCOW no lleguen a tener el impulso que puedan tener otras promovidas a un nivel más global, sí se percibe un alto nivel de apropiación por parte de los gobiernos de los países miembros. La Visión de África sobre el Agua 2025 estuvo tan presente o más que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y se resaltó la importancia de los compromisos de N’gor sobre saneamiento e higiene, que ya han empezado a traducirse en metas concretas.
Senegal ha ocupado la presidencia los dos últimos años y las experiencias y avances que expuso la delegación encabezada por Amadou Mansour Faye constituyeron una referencia para el resto de países en varios campos, e incluyeron el anuncio del lanzamiento del nuevo Fondo Azul para atraer nuevas inversiones y ayuda para el sector del agua así como un resumen de la planificación nacional para el próximo período integrada en políticas sociales existentes, con foco en reducción de desigualdades y movilización de recursos propios.
Los mecanismos y el acceso a financiación para el sector fue uno de los temas que ocuparon gran parte de las sesiones. En todas ellas se remarcaba que, a día de hoy, ‘las cuentas no salen’. Si a nivel global se calcula que para alcanzar los objetivos de agua y saneamiento en la agenda de ODS es necesaria una inversión 3 veces mayor a la actual, en el caso de África Subsahariana ese factor es muy superior. No hay que olvidar que en esta región no se pudieron alcanzar los ODM y en el caso del saneamiento el progreso fue mínimo.
Esta situación es evidenció la urgencia de incrementar la ayuda pública destinada al desarrollo. Así mismo, se plantearon medidas complementarias tales como garantizar un mayor soporte técnico a gobiernos e instituciones, la movilización de recursos propios o la participación del sector privado, con foco en la seguridad hídrica como vía para poner en valor la acción conjunta.
En cuanto a demandas técnicas concretas, destacaron la mayor disponibilidad de información y predicciones climatológicas precisas que permitan diseñar proyectos a largo plazo y más investigación aplicada que guíe en la toma de decisiones complejas.
Por desgracia las comunidades, las organizaciones sociales y los colectivos vulnerables tuvieron un protagonismo directo muy reducido. Es representativo que en la ceremonia de apertura de cuatro horas de duración, las organizaciones de la sociedad civil tan solo disfrutaran de una intervención simbólica de 3 minutos.
El género también quedó como asignatura pendiente. A pesar de que en el preámbulo de la asamblea general del AMCOW que se celebró el jueves se aplaudiera que por primera vez en la historia de Tanzania la vicepresidencia esté ocupada por una mujer, Samia Hassan Suluhu, durante toda la semana tan solo se programó una única sesión dedicada a presentar iniciativas y experiencias de proyectos que incluían la igualdad de género como componente principal, que contó con poca asistencia.
El pasado viernes 22 de julio Tanzania tomó el relevo y presidirá el AMCOW durante los próximos dos años. Es una oportunidad para poder aumentar su visibilidad y acelerar el progreso en la realización del derecho al agua y al saneamiento, un aspecto clave para un país en el que únicamente el 16% de la población disfruta de saneamiento mejorado y solo el 56% consume agua proveniente de fuentes mejoradas.