
Cocinas mejoradas, mejor salud
2.700 millones de personas en el mundo siguen dependendiendo de la leña para cocinar y calentarse. En muchos lugares la mayor parte del consumo de energía requerida para preparar alimentos, cocinar e iluminarse está en manos de las mujeres. La pobreza energética no es neutral, y son ellas quienes sufren la mayoría de los impactos y los problemas que genera la falta de acceso adecuado a la energía.
El abastecimiento de combustible depende tradicionalmente de mujeres y niñas por lo que serán las principales beneficiadas de la mejora de los servicios energéticos. A los impactos sobre su salud de combustiones inadecuadas en el interior del hogar para cocina y calefacción, se añade el hecho que el tiempo y el esfuerzo físico que invierten en esa actividad limitan sus capacidades para participar en actividades educativas, de desarrollo personal y de generación de ingresos.
Mejorar las cocinas es una medida muy eficaz para reducir la incidencia de enfermedades respiratorias en los hogares, y supone un salto adelante en el control de las mujeres sobre su tiempo. Por eso nuestro programa en Tanzania incorpora la construcción de 2000 cocinas mejoradas en las zonas de Same y Muhesa , contribuyendo además a reducir la deforestación vinculada a la recogida de leña.
En Nicaragua la sistematización de nuestra experiencia de construcción de cocinas mejoradas en el marco del Programa Terrena nos ha permitido generar aprendizajes útiles sobre la importancia de la participación de las mujeres en todo el proceso. Actualmente exploramos opciones para incorporar la mejora de las cocinas a la metodología Familias, Escuelas y Comunidades Saludables (FECSA) que se en todo el país.
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