Día Mundial del Lavado de Manos
Paloma García – Moreno, Coordinadora de Nicaragua
Es sabido el potencial que tiene el lavado de manos con jabón para la prevención de enfermedades diarreicas y respiratorias, y también que estas enfermedades son la causa de que más de 3,5 millones de niños y niñas no lleguen a cumplir los cinco años. También se sabe que a nivel coste/efectividad es la intervención más rentable en este sentido.
Quizá, por tanto, en lo que toca insistir un día como hoy es que, además, la higiene es uno de los contenidos esenciales del Derecho Humano al Agua y al Saneamiento como queda recogido en la Observación General 15 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y que, aunque no toda agua es un derecho, sí lo es el agua para la higiene. Tenemos que pensar, por tanto, qué hacemos para que el lavado de manos sea un gesto universal.
Para lograrlo son imprescindibles cambios en la situación del Derecho Humano al Agua y al Saneamiento, cambios en los titulares de derechos, en los titulares de obligaciones y en la cultura universal sobre estos derechos humanos.
Si el agua y el saneamiento son un derecho, hay titulares de obligaciones que deben garantizarlos de manera progresiva y hasta el máximo de recursos disponibles, propios o procedentes de la cooperación. Estos dos asuntos (progresividad y eliminación de gastos superfluos) suelen ser difíciles de monitorear aunque hay experiencias. Lo que sí es de obligación inmediata, es planificar, planificar, por ejemplo, la extensión de los servicios de higiene teniendo en cuenta los colectivos más vulnerables. Y esa planificación debe tener como prioridad la lucha contra la exclusión, así como el apoyo a las inversiones necesarias.
Para ayudar a visualizar porqué el lavado de manos es importante y al mismo tiempo supone un gran reto, comparto algunos datos del ámbito rural de Nicaragua:
- En casos de escasez de agua, los usos más afectados son las labores domésticas y el cuidado personal, seguido muy de lejos por otros usos. Esto hace pensar en el riesgo que tienen de desaparecer las prácticas higiénicas en un contexto donde la mitad (51%) de las familias consumen menos de 50 litros por persona y día y están sometidas a problemas de estacionalidad y continuidad aunque las coberturas de agua entubada (48%) o el uso de otras fuentes mejoradas (38%) puedan parecer elevadas.
- Las infraestructuras para el lavado de manos con jabón, que pueden ser bien sencillas aún sin agua entubada, solamente existen en el 36% de los hogares, el 38% de los centros educativos y el 41% de los centros de salud.
- La educación en prácticas de higiene, es una medida que requiere planes y presupuestos, así como coordinación entre entidades y ministerios. No aparece de manera explícita la promoción de higiene en el plan nacional de desarrollo humano, aunque hay intenciones plasmadas en los planes de educación, cambio climático y salud. En todo caso, es complicado el seguimiento a estos planes y su presupuesto.
ONGAWA trabaja en Nicaragua con novecientas personas al año en la mejora de cambio de hábitos higiénicos y de los servicios de higiene. La infraestructura es un componente más de un proceso que dura más de nueve meses implicando a las familias, las escuelas y las estructuras comunitarias, coordinado con las autoridades locales en materia de educación y medioambiente.
Volviendo al nivel internacional, hay algunas buenas noticias últimamente: las metas de los ODS hablan de higiene (O6) y también hablan de universalidad. Otra buena noticia es el compromiso para la reducción de la desigualdad. Los ODM ponían en agua y saneamiento unas metas que podían conseguirse sin poner el foco en comunidades pequeñas y aisladas. Con los ODS la universalidad vuelve a ser exigible, como lo es también en términos de los derechos humanos al agua y al saneamiento así como la atención prioritaria a colectivos vulnerables.
Estos nuevos compromisos nos dan la oportunidad de vigilar en qué casos la escasez de agua tiene que ver con la falta del recurso natural o más bien se debe a una discriminación en el acceso al mismo, al menos en países como Nicaragua, donde es frecuente encontrar otras actividades donde el uso del agua no queda afectado cuando hay escasez.
En términos de Derecho Humano al Agua, tal como se explicita en el informe de la anterior Relatora de Especial de las NNUU (A/HRC/27/55), las autoridades locales tienen la obligación de planificar y normar para proteger este Derecho en sus usos prioritarios, por encima de otros usos. Las autoridades de otros países, como el nuestro, tienen la obligación de regular las actividades de empresas sujetas a su jurisdicción que ocasionan vulneraciones en otros países. En general, menciona también que la lucha contra la vulneración de los Derechos al Agua y al Saneamiento implica hacer frente a la desigualdad.
Los ODS en agua, saneamiento e higiene, se cumplirán seguro si se cumplen los compromisos en materia de Derechos Humanos. Si esto por fin sucede, será más sencillo que en 2030 todos los centros de salud, las escuelas y las familias, puedan tener la oportunidad de lavarse las manos con jabón después de ir al baño, cambiar a un niño, atender a una persona enferma o antes de preparar alimentos.