El cambio que motiva e ilusiona desde Perú

En ONGAWA nos propusieron escribir un artículo sobre nuestro trabajo en Perú y, sinceramente, por más que una es ingeniera de telecomunicación y otra es comunicadora para el desarrollo nos ha costado mucho sentarnos a escribir. Creemos que se debe a una “malformación” profesional: las ganas de hacer las cosas bien. Esta “malformación” siempre nos persigue, nos alegra, nos molesta, nos motiva, nos vuelve insoportables; pero además nos ha ayudado a plantear un aspecto que queremos contarles de nuestra experiencia en Perú.

Hemos hablado tanto del artículo y cómo enfocarlo, que ya no recordamos dónde se nos prendió el foco. Pudo ser en Acomayo, Cusco, (una de las zonas de Perú donde trabajamos): “Contaremos sobre el cambio” nos dijimos. Pero no de ese cambio que ONGs como ONGAWA quieren generar; sino “… del cambio que ha provocado en nosotras trabajar en el Programa Willay”.

Ya en San Pablo, Cajamarca, (la otra zona en la que trabajamos) tomamos papel y lápiz y decidimos comenzar a apuntar ideas sueltas. La verdad, no funcionó mucho. Al final, las exigencias del trabajo del día a día en terreno y siempre con el afán perfeccionista rondando sobre nuestras cabezas, el contenido se nos escapaba de las manos. Así que empezaremos por contarles que el programa en el que trabajamos tiene como nombre Willay (palabra quechua que significa comunicar) y cuyo objetivo es mejorar los servicios prestados por las instituciones públicas a la población de zonas más desfavorecidas, mediante el uso de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación). En este punto os preguntaréis, ¿cómo hemos cambiado nosotras con esto?

Para mí, como comunicadora para el desarrollo, las TIC me han cambiado la ilusión. Esto de la tecnología al servicio del desarrollo ha hecho que comprenda que no se necesita grandes soluciones tecnológicas, lo que se necesita son soluciones adecuadas que permitan grandes cambios. He aprendido que las soluciones TIC son apropiadas siempre y cuando utilicen una base tecnológica ya existente en el mercado, permitiendo su sostenibilidad; pero sobretodo con soluciones que puedan ser realmente apropiadas por otros. De eso se trata la ilusión, creer en algo, trabajar en ello y compartirlo con los demás.

Por otro lado, ONGAWA como organización me ha enseñado la diferencia entre una entidad de cooperación y un socio financiero para la cooperación. Esto no son solo palabras o diferentes formas de llamar a una institución. Se trata de “cambiar el chip” y sentir que un socio financiero se la juega con nosotros en el desarrollo de los demás. Por ello, en ONGAWA sabemos muy bien que tenemos que ser transparentes con el dinero que invertimos en el programa, pero realmente tenemos que rendir cuentas a nuestros destinatarios.

Para mí como ingeniera de telecomunicación, esta experiencia (y otras muchas vividas con ONGAWA) me ha servido para dos cosas fundamentales. La primera es darme cuenta que mi trabajo puede servir para mejorar y apoyar las condiciones de vida de las personas. Utilizando las TIC de manera apropiada se puede, entre otras muchas cosas, acercar los servicios de salud y educación a las personas que más lo necesitan. La segunda está más relacionada con las personas con las que trabajo y me relaciono a diario. El hecho de trabajar con personas de una realidad diferente a la mía, del Perú en este caso, y con unos conocimientos y experiencias distintos a los míos, hace que mi visión de cómo se debería intervenir en las acciones de desarrollo mediante el uso de las TIC se enriquezca. Ella me ha enseñado la importancia de utilizar las experiencias que día a día trabajamos en terreno para comunicar e incidir con el fin de conseguir que nuestro trabajo no sea sólo algo puntual.

Ustedes dirán que estos cambios son evidentes, pero imagínense a una persona que nunca ha trabajado antes en TIC y a la otra que nunca había estado en Perú tomar un avión y llegar a Cusco y Cajamarca para decirles a las autoridades, al funcionariado y a las personas líderes de las organizaciones que esto de las TIC puede mejorar su vida y el desarrollo de su localidad. Eso ha llevado su tiempo pero hemos comprendido que poco a poco vamos logrando cosas.

En Willay, hemos pasado de la instalación de una red de telecomunicación WIFI para que las instituciones públicas tengan acceso a internet, a mejorar los procesos internos y fortalecer a la ciudadanía para su vigilancia y participación con el uso de las TIC. Hoy nos agrada llegar a la Municipalidad de Pillpinto (distrito de Paruro) y asesorarlos en el uso de sus sistemas de información y el portal web municipal; nos ilusiona que la Comisaría de Acomayo (distrito de Acomayo) gane un premio por utilizar el DATAPOL, un sistema de información que brinda información de requisitorias en tiempo real y que garantiza mayor seguridad al distrito; nos entusiasma que los Colegios de Secundaria de San Luis (distrito de San Pablo) prioricen la mejora de su proceso de matrícula con el uso de las TIC y así contribuir al acceso a la educación; nos enorgullece que la Red de Salud de San Pablo (distrito de San Pablo) digitalicen sus historias clínicas para mejorar el servicio de salud.  Por otro lado nos esforzamos por enseñarles a las personas a utilizar una computadora cuando nunca la han visto, y a fortalecer los espacios de diálogo que existen entre la ciudadanía y el Estado para priorizar temas en relación a mejorar la gobernabilidad y los derechos humanos.

Pero también, nos motiva mostrar todo lo que las personas están cambiando y logrando con el uso de las TIC, para que más autoridades, funcionariado y personas líderes lo pongan en marcha y así incidir en el Estado para que tenga en cuenta las diferentes realidades de este país a la hora de establecer políticas de descentralización o modernización del Estado, especialmente en zonas rurales.

Pero lo que realmente han conseguido el programa Willay y ONGAWA es que nos ilusionemos por nuestro trabajo y que tomemos consciencia de que lo que construimos día a día puede cambiar la realidad de las personas que más lo necesitan. Todas las personas, independientemente de su formación y experiencias pueden contribuir a mejorar la vida de la gente pero ser conscientes de esto es lo que nos ha cambiado la forma de vivir nuestra vida.

¿Quieres colaborar?

Necesitamos el apoyo de personas como tú para seguir luchando por un mundo sin pobreza.
Hazte socio/a