El futuro será sostenible o no será

Artículo de Enrique González Calderón, Delegado de ONGAWA en Extremadura.
El texto constituye la última entrada de nuestro blog sobre el Nexo Agua, Energía y Cambio Climático, en el que durante un año y con el apoyo de la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional para el Desarrollo, hemos reflexionado sobre el Nexo y su impacto sobre la pobreza y los Derechos Humanos.

Reto CC Badajoz 2

Resulta llamativo que siempre que se plantea un escenario futuro desde el punto de vista económico, político, social o incluso personal, la variable medioambiental no aparezca como determinante en relación a cómo será ese futuro, esto es deficitario incluso en algunos discursos pretendidamente transformadores que están de rigurosa actualidad.

La palabra sostenible suele ser habitual en cualquier debate acerca del medio ambiente, pero la sensación es que aunque la palabra está asumida, el concepto detrás de la palabra está mucho menos asimilado. La sostenibilidad, entendida como el uso y disfrute de los recursos existentes de manera controlada, con vistas a su preservación para el disfrute de esos recursos por generaciones futuras, todavía dista mucho de formar parte importante de la conciencia colectiva.

De hecho, parece que la labor ciudadana está más que justificada con la práctica del reciclaje y poco más, siendo hace poco muy celebrada por los medios la noticia acerca de los datos del nivel de reciclaje en España, pero sin hacer un análisis de si no sería más adecuado plantear una reducción del consumo como única vía para un cambio real en la forma de vida que redunde en una mayor armonía entre medio ambiente y ser humano, más que seguir reciclando con un nivel de consumo que es cualquier cosa menos sostenible.

Y es que hasta el medio ambiente corre el riesgo de convertirse en una moda, basta indagar en lo que hay detrás de determinadas dietas “ecológicas” o de los precios de venta de algunas bicicletas, lo que parece querer adscribir el ecologismo a una determinada posición socioeconómica como elemento distintivo, como una simple estrategia de mercado, más que potenciar un cambio real en la forma de vida de las personas.

Así, el reto es transmitir la necesidad de un nuevo tipo de vida, que puede ir adquiriéndose gradualmente, desde las prácticas más cotidianas, a la vez que una educación que desarrolle la empatía hacia los demás, los demás seres del planeta, personas, animales, plantas, elementos naturales…y por supuesto los seres que aún no existen pero que existirán en el futuro, pues no merecen el legado que parece les vamos a dejar.

La idea de incidir en agua, energía y cambio climático, como los tres pilares sobre los que transformar nuestro estilo de vida parece muy adecuada en la lucha por un mundo más sostenible, porque no podemos olvidar que si toleramos lo que está sucediendo nuestros hijos serán los siguientes…

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