El papel de la mujer rural

Guadalupe Hernández, Área Sectorial de Agua de ONGAWA

 

El Día Internacional de la Mujer Rural se celebra el 15 de Octubre. Este día quedó establecido en 2008 por la Asamblea General de Naciones Unidas. En su resolución reconoce “la función y contribución decisivas de la mujer rural, incluida la mujer indígena, en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural”.

OLYMPUS DIGITAL CAMERASegún el representante de la FAO en Chile durante la última celebración del Día de la Mujer Rural: “Las mujeres rurales representan más de una cuarta parte de la población mundial; 500 millones de mujeres del medio rural viven por debajo de la línea de pobreza; las mujeres producen del 60 al 80% de los alimentos básicos en el África subsahariana y el Caribe; las mujeres realizan más del 50% de los trabajos relacionados con el cultivo intensivo de arroz en Asia; las mujeres realizan el 30% de las labores agrícolas en los países industrializados; la mujer es el jefe de familia del 60% de los hogares en algunas regiones de África; las mujeres se encargan de atender el 90% de las necesidades de agua y combustible de los hogares africanos y las mujeres elaboran el 100% de los alimentos básicos de las familias africanas».

Buscar agua para sus hogares continúa siendo la tarea diaria que consume la mayor cantidad de tiempo a estas mujeres. Ellas son capaces de cargar un cubo de agua en sus cabezas durante kilómetros. Las mujeres africanas dedican cada día entre una y cinco horas a conseguir agua.

«Antes de tener agua cerca me levantaba de madrugada para ir a buscar agua y volvía al anochecer. No tenía tiempo para cocinar y mi familia comía una vez al día«, dice Lea Moser, beneficiaria del programa de acceso a agua potable en Same, Tanzania de ONGAWA.

A pesar de ello, ellas siguen sufriendo desventajas y discriminación que les impiden desarrollar todo su potencial. Son las trabajadoras invisibles del mundo. Para las mujeres rurales, la realidad cotidiana es que no son propietarias de la tierra que cultivan, se les niegan las ayudas económicas que podrían sacarlas de la pobreza y viven sin la garantía de una nutrición básica, sin una adecuada asistencia sanitaria y sin los servicios mínimos de agua potable y saneamiento.

Si las mujeres tuvieran acceso a la tierra, se podrían lograr mejoras en muchos aspectos de su vida, como la productividad agrícola, la igualdad de género, mayor progreso contra la pobreza, violencia de género,  no sólo en beneficio de su propio nivel de vida, sino en beneficio de todos. Todo esto queda constatado por estudios donde se demuestra que en los países donde las mujeres no tienen derecho a la tierra ni a crédito, tienen un promedio de entre 60 y 85 % de niños malnutridos.

Dentro de las ideas clave de la FAO vinculadas a la declaración de 2014 como Año Internacional de la Agricultura Familiar, nos interesa resaltar especialmente la importancia del empoderamiento de las mujeres; ya que la mayoría de las mujeres rurales dependen de la agricultura de subsistencia para alimentar a sus familias. El problema es que a menudo estas mujeres quedan atrapadas en un ciclo de pobreza y hambre debido a la falta de un acceso adecuado a la tierra y al agua, a los insumos agrícolas, a los créditos, a las tecnologías y a la formación. Todos estos  problemas provocados por las desigualdades de género y la falta de acceso a los recursos agrícolas se ven agravados por las consecuencias imprevisibles del cambio climático.

Si se consigue mejorar la calidad de vida de las mujeres rurales, les permitiría ganar más confianza en sí mismas; de esta forma podrían tener una participación social más activa, un mayor compromiso con las instituciones locales y se animarían a participar en las decisiones de su comunidad.

Antes casi no hablaba en las reuniones de la comunidad. Ahora he aprendido como mujer, la organización me ha quitado el miedo. Es un cambio que he visto en muchas mujeres”. Esto nos dice Lucía,  beneficiaria de un proyecto de ONGAWA y coordinadora del “Grupo de Mujeres en Acción” del municipio de San Sebastián de Yalí, Nicaragüa.

Desde el pasado mes de marzo, ONGAWA junto con la Fundación Mujer y Desarrollo Comunitario (FUMDEC), están llevando a cabo un nuevo proyecto para la promoción del ejercicio de derechos económicos y participación ciudadana de mujeres y jóvenes en las zonas rurales de Nicaragua; en concreto, en la microcuenca de la Camaleona, Departamento de Jinotega. Este proyecto pretende fortalecer las capacidades técnicas y productivasde las mujeres,para incrementar sus ingresos económicos a través iniciativas micoempresariales, mejorando la situación de pobreza de las familias, empoderándolas económicamente a mujeres y jóvenes y extendiendo modelos productivos sostenibles en la microcuenca.

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