
Luces y sombras en las metas de agua y saneamiento de los ODM
La semana pasada Naciones Unidas publicó su informe anual de Seguimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) basado en datos de 2012, en el que se analizan los avances logrados y las retos aun pendientes para alcanzar las metas fijadas para el 2015.
En el ámbito del agua y saneamiento, como en otras metas de los ODM, el informe muestra que, a un año de finalizar el plazo establecido en el año 2000, existen luces y sombras.
Entre las luces se resalta que desde 1990 hasta 2012 cerca de 2.300 millones de personas han accedido a una fuente mejorada de agua potable, habiéndose alcanzado la meta de reducción a la mitad del porcentaje de personas sin acceso a una fuente mejorada ya en 2010, cinco años antes de lo propuesto. Esto supone un avance en la cobertura global del 76% en 1990 al 89% en 2012.
Los mayores aumentos de cobertura del acceso al agua se han producido en Asia Sudoriental (del 71 al 89%), Asia Meridional (del 72 al 91%) y Asia Oriental (del 68 al 92%). Sin embargo, en regiones como África Subsahariana, a pesar de haber incrementado su cobertura en 16 puntos porcentuales, todavía más de la tercera parte de la población carece de acceso mejorado.
A nivel global, casi 1 de cada 5 personas que viven en el ámbito rural continúan sin acceso básico al agua, en total 748 millones de personas. Además, aunque se tenga acceso a fuentes de agua, con mucha frecuencia en ciertas regiones es necesario esperar largas colas o consumir agua no segura, debido, por ejemplo, a la existencia de contaminación microbiológica.
En el acceso al saneamiento es donde hay más sombras. Entre 1990 y 2012 unos 2.000 millones de personas han accedido a saneamiento mejorado, incrementándose la cobertura global del 49% al 64%. Estos datos muestran que aun estamos muy lejos de la meta propuesta para 2015: conseguir una cobertura global del 75% que, al ritmo de avance actual, no se alcanzará. Además, 1.000 millones de personas carecen de cualquier infraestructura de saneamiento con lo que defecan al aire libre, lo que supone un gran riesgo para la salud, seguridad (sobre todo de mujeres y niñas) y dignidad de las personas.
Las desigualdades en el acceso son todavía muy grandes, por ejemplo, en relación con el ámbito rural / urbano: 7 de cada 10 personas sin saneamiento básico y 8 de cada 10 sin acceso básico al agua viven en el ámbito rural. Y siguen siendo los colectivos más vulnerables (personas más pobres, mujeres y niñas, ancianos,…) los que cuentan con un menor acceso y sufren las peores consecuencias de la falta de acceso.
Que haya sombras en una obra de teatro significa que ves peor la función, pero las sombras en el acceso básico al agua y saneamiento suponen que millones de personas continúan bebiendo agua no apta para consumo humano, insuficiente para sus necesidades personales y domésticas, o teniendo que recorrer más de 6 kilómetros al día para recogerla, o que mueran cada año por enfermedades provocadas por la falta de saneamiento e higiene.
Aún queda un año por delante para concentrar los esfuerzos de estados, agencias de cooperación, ONGD y de toda la ciudadanía comprometida con el Derecho Humano al Agua y al Saneamiento para conseguir reducir estas brechas y acercarnos, en todas las regiones y para todos los colectivos, a las metas fijadas hace ahora 14 años.
Noticia elaborada por Alberto Guijarro y Mª del Mar Rivero