Mejorando el acceso al agua en el Corredor Seco nicaragüense

El Corredor Seco de Nicaragua es una de las regiones más amenazadas de Centroamérica por los efectos del cambio climático. La escasez hídrica afecta ya gravemente a un territorio en el que la mayor parte de las familias dependen de la agricultura de subsistencia y 3 de cada 4 personas viven en la pobreza.

Durante dos años ONGAWA ha llevado a cabo un programa para promover los derechos al agua y al saneamiento de la población de Yalagüina y San Lucas, mediante una estrategia que combina la mejora de los servicios en agua y saneamiento y el fortalecimiento de las Unidades Municipales de Agua y Saneamiento (UMAS) y de los Comités de Agua Potable y Saneamiento (CAPS) en las comunidades rurales.

La evaluación de los resultados de desarrollo obtenidos, una vez finalizada la intervención, ha confirmado que se ha alcanzado ese objetivo, y facilita la sistematización de los aprendizajes más relevantes del proceso, tanto para ONGAWA como para los gobiernos municipales y las organizaciones comunitarias.

El fortalecimiento de las capacidades de los gobiernos municipales de Yalagüina y San Lucas les ha dotado de herramientas para la planificación local y el diseño de servicios sostenibles de agua y saneamiento. Se ha realizado un estudio hidrogeológico de la zona, sobre el que se ha basado la elaboración de un plan de acción del área de recarga hídrica para proteger el recurso. Además, se cuenta con un diagnóstico de la situación de saneamiento en las zonas rurales de Yalagüina y un catálogo de tecnologías para el aprovechamiento de agua de lluvia.

Los Comités de Agua Potable y Saneamiento (CAPS) juegan un papel central en la realización de los derechos al agua y al saneamiento.  Las acciones del programa han fortalecido las capacidades de gestión de 24 CAPS de la zonas, formando a sus miembros en áreas como administración, gestión tarifaria o salud ambiental.  La igualdad de género y la participación de las mujeres es uno de los elementos clave del fortalecimiento de la gestión comunitaria del agua: los comités en los que las mujeres tienen una participación mayor del 40% han pasado del 25% al 88% tras la intervención.

Además, se ha mejorado el acceso de 5911 personas a servicios de agua mediante la puesta en marcha de un Fondo Azul específico que han contado con la colaboración de gobiernos y otros actores locales.  Se han establecido de forma participativa los criterios para que los CAPS puedan acceder al Fondo, y la mejora tanto de sus capacidades como de las de las unidades municipales asegura la sostenibilidad del servicio.

Entre los aprendizajes y recomendaciones obtenidos en el proceso de evaluación destaca la importancia de los efectos de la crisis climática sobre la gestión de los recursos hídricos en la zona: la escasez es la principal amenaza para el ejercicio del derecho al agua en la zona, y la protección del recurso y la gestión de la demanda constituyen retos inaplazables. Para abordarlos, el informe de evaluación destaca la participación y el diálogo entre los actores locales como claves para una planificación hídrica que siente las bases de la gestión sostenible del agua en el territorio.

El proyecto ha contado con la colaboración de FIDER, organización aliada de ONGAWA en Nicaragua, y con la financiación del Ayuntamiento de Madrid.

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