
Contra la malaria… acceso a agua
La vida de cientos de miles de mujeres y niñas que habitan en pequeños pueblos de las zonas rurales de muchos países del mundo comienza, cada día, levantándose al amanecer para recoger agua. El trayecto en ocasiones puede ser de hasta cuatro kilómetros, y se repite al caer la tarde, cuando de nuevo caminan hasta las fuentes para cargar el agua hasta sus hogares.
Entre los riesgos asociados a este recorrido diario está el aumento del tiempo de exposición a las picaduras de mosquitos transmisores de enfermedades como la malaria, que se concentran sobretodo en zonas húmedas y son más activos en las horas del amanecer y el anochecer.
La mejora del acceso a agua potable reduce el recorrido necesario para abastecerse de agua a unos minutos de camino, y tiene un impacto significativo sobre la incidencia de malaria en las comunidades. Como señala el prestigioso investigador Pedro Alonso, director del Instituto de Salud Global del Hospital Clinic de Barcelona y miembro del Consejo Asesor de ONGAWA: no podemos esperar a medio plazo una «bala mágica» contra la malaria; trabajar en la prevención también es importante. El trabajo de organizaciones como ONGAWA en la mejora del abastecimiento de agua y el saneamiento en países endémicos es una pieza clave de la estrategia global de lucha contra la enfermedad.