
El reto de la higiene menstrual: hablamos con Leonia, responsable de género de ONGAWA en Tanzania.
Leonia Dominick es la responsable de género del equipo de ONGAWA en Tanzania. Lidera las actividades de promoción de higiene menstrual del programa que se lleva a cabo en los distritos de de Lugulu, Kalemawe y Zirai, en el norte del país. Con motivo del Día Mundial de la Higiene Menstrual hablamos con ella sobre lo que significa el reto de la higiene menstrual para las mujeres y niñas de las comunidades rurales tanzanas.
¿Por qué la higiene menstrual es un problema para las mujeres y las niñas de las comunidades rurales en Tanzania?
La mayoría de las comunidades rurales tienen una mala gestión de la salud menstrual, tanto para las mujeres como para las niñas. Eso provoca falta de confianza, preocupaciones y humillación, especialmente cuando no se dispone de buenos aseos, adaptados a las necesidades específicas de las niñas que menstrúan en cuanto a privacidad, espacio, instalaciones de lavado y eliminación o limpieza correcta de las compresas menstruales.
Eso se debe a que en la mayoría de las comunidades rurales no se presta mucha atención a la menstruación, como algo que debe considerarse positivo para la salud de las mujeres. No hay una comprensión adecuada de las comunidades sobre la importancia de tener una buena práctica de higiene menstrual a través de la cual se mejora la salud y la dignidad de las mujeres y las niñas y, en consecuencia, se contribuye al desarrollo de un país.
Algunas creencias culturales sobre la práctica de la higiene menstrual de las comunidades refuerzan las desigualdades de género y tienen un impacto negativo en la dignidad, la salud y la educación de las mujeres y las niñas. Se han llevado a cabo varias investigaciones que han demostrado que la falta de conocimientos suficientes sobre las cuestiones relacionadas con la higiene menstrual es la principal causa de todos los problemas a los que se enfrentan las mujeres y las niñas durante su menstruación.
Algunas creencias culturales sobre la práctica de la higiene menstrual de las comunidades refuerzan las desigualdades de género y tienen un impacto negativo en la dignidad, la salud y la educación de las mujeres y las niñas.
¿Cuáles son las consecuencias para las mujeres y las niñas de las comunidades rurales de que la menstruación sea un tabú?
En las comunidades persiste una amplia gama de tabúes, normas y prácticas tradicionales que afectan a la capacidad de las niñas y las mujeres para gestionar su menstruación. Algunos son positivos, como la celebración de la llegada de la menarquia (el inicio de la menstruación), pero también existen muchos conceptos erróneos.
Existen diversas ideas sobre los alimentos que no están permitidos durante la menstruación, que tienen repercusiones sobre la nutrición, y también creencias relacionadas con el hecho de no lavarse el cuerpo durante el periodo menstrual, lo que conlleva una higiene deficiente y riesgos para la autoestima, la dignidad y potencialmente también para la salud.
Las mujeres y las niñas de diferentes contextos tienen restringidas una serie de actividades, como cocinar, trabajar en el huerto, ir a las fuentes de agua, o incluso permanecer en la misma casa que el resto de la familia durante el periodo menstrual. Algunas comunidades creen que una mujer que está menstruando está sucia, por lo que no se le permite hacer cosas como cocinar u ordeñar una vaca. Los resultados de algunas restricciones conducen a una escasa participación de las mujeres en actividades de desarrollo.
¿Cómo afectan los problemas de higiene menstrual a las niñas en las escuelas de las comunidades rurales?
Según los diferentes estudios realizados, las niñas faltan a la escuela durante su menstruación, especialmente cuando la escuela carece de las instalaciones WASH necesarias para mantener la higiene. En las escuelas rurales, estas instalaciones en muchos casos están en malas condiciones, lo que causa estrés, vergüenza y dolor a las niñas durante el periodo menstrual, ya que se sienten incómodas debido a la ausencia de instalaciones.
A veces se aíslan de los demás quedándose en casa durante el periodo menstrual sin asistir a la escuela. Esta información la hemos obtenido de la encuesta sobre la situación de la higiene menstrual realizada por ONGAWA en 2019 en 13 escuelas de los distritos de Lugulu, Kalemawe y Zirai. La mayoría de las niñas en edad escolar de las comunidades afrontan muchas dificultades de todo tipo para gestionar su periodo: el coste de las compresas comerciales, la falta de agua para bañarse y lavar el material menstrual, falta de privacidad, falta de jabón, prejuicios y miedos sobre la menstruación y poco acceso a información, vergüenza y baja autoestima,…
En las escuelas rurales, estas instalaciones en muchos casos están en malas condiciones, lo que causa estrés, vergüenza y dolor a las niñas durante el periodo menstrual
¿Cómo se aborda este tema en una organización como ONGAWA?
La estrategia de ONGAWA para abordar la higiene menstrual tiene 4 componentes principales:
Lo que llamamos el software: formaciones, sesiones de orientación y de sensibilización tanto en las escuelas como a nivel comunitario, empoderamiento de las organizaciones comunitarias, centros de conocimiento y grupos artísticos de jóvenes sobre buenas prácticas de higiene, incluida la menstruación.
En segundo lugar, las infraestructuras: construcción de letrinas y salas para la higiene menstrual en las escuelas. Y en el mismo nivel de importancia o más, la gestión, mejorando la organización comunitaria del servicio de agua para asegurar la disponibilidad. Y por último, la incidencia: trabajamos para incluir los temas de higiene menstrual en los planes y presupuestos del distrito ante los departamentos responsables del mismo.
¿Cuál es el cambio más importante para las mujeres y las niñas que hemos conseguido con el programa?
Los grupos de mujeres que se han empoderado durante el proceso han conseguido fabricar toallas sanitarias reutilizables y venderlas a un precio barato que está al alcance de muchas mujeres y niñas de las comunidades.
La sensibilización llevada a cabo por los grupos de mujeres y los grupos de jóvenes ha promovido cambios reales en la percepción de la comunidad, ya que ahora las niñas pueden incluso pedir compresas para la menstruación a sus padres sin vergüenza ni miedo.
La construcción de salas de higiene menstrual en las escuelas ha contribuido a la presencia de las niñas en la escuela durante todo el horario escolar, ya que tienen privacidad y salas cómodas para gestionar su menstruación mientras están en la escuela.
La sensibilización llevada a cabo por los grupos de mujeres y los grupos de jóvenes ha promovido cambios reales en la percepción de la comunidad.
La promoción de la elaboración de presupuestos sensibles al género ha llevado a la inclusión de algunas cuestiones relacionadas con la gestión de la menstruación en el presupuesto de 2021/2022, como la construcción de letrinas escolares teniendo en cuenta los criterios de SWASH (School WASH).

¿Cuál es el papel de los hombres y los niños en las comunidades rurales con respecto a la higiene menstrual?
El papel de los hombres y los niños en la comunidad es proporcionar un entorno propicio para las mujeres y las niñas en la gestión de su menstruación. En casa, los hombres tienen que crear un buen entorno para, por ejemplo, asegurarse de que se construyan buenas letrinas con privacidad para que las mujeres y las niñas se sientan cómodas en el uso de los retretes durante la menstruación. En la escuela y en los hogares, los niños deben entender los problemas de la menstruación y apoyar a las niñas en los temas relacionados con la misma.
Háblanos de tu trabajo: ¿cuáles son tus principales tareas? ¿Qué haces en un día normal de trabajo?
Me encargo de formar a grupos de mujeres sobre cuestiones relacionadas con el género, entre ellas la gestión de la higiene menstrual. También participo junto a estos grupos de mujeres en sesiones de sensibilización relacionadas con las buenas prácticas higiénicas en la escuela y la comunidad. Y estoy presente en los procesos de planificación y elaboración de presupuestos de la comunidad para observar y defender la inclusión de las necesidades específicas de las mujeres y las niñas.
Cuando piensas en tu trabajo con ONGAWA, ¿qué es lo que te hace sentir más orgullosa?
Como responsable de género y gestión de la higiene menstrual, percibo el trabajo que realizo en ONGAWA como un privilegio. Me gusta tratar con los problemas de las mujeres, no sólo porque soy una mujer y conozco muchos de sus problemas, sino también como parte de mis funciones profesionales. Y me siento especialmente orgullosa cuando consigo interactuar bien con la comunidad y compruebo que conseguimos cambios reales.