Justicia Climática: no podemos esperar más

Hace demasiado tiempo que oímos que se acaba el tiempo. Siempre fue cierto, pero ahora lo es más que nunca: el cambio climático ya está aquí. La temperatura media global ya ha aumentado un grado y si no cambiamos drásticamente la tendencia actual la subida superará con mucho los 2º C en 2030, llevándonos a un escenario en el que el consenso científico sitúa consecuencias dramáticas e impredecibles.

Se trata sin duda de un reto compartido, pero no todos los habitantes del planeta enfrentamos los mismos riesgos. El impacto del cambio climático – inundaciones, sequías, huracanes, degradación ambiental, etc. – será mucho más intenso sobre las regiones, las comunidades y las personas más vulnerables del planeta. Esta injusticia climática es aún más escandalosa si tenemos en cuenta que son justamente esas regiones, comunidades y personas las que menor responsabilidad tienen en la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) que causan el calentamiento global.

Según el Banco Mundial , con 2°C grados de calentamiento, entre 100 y 400 millones de personas más estarán en riesgo de pasar hambre, y entre 1000 y 2000 millones ya no tendrán suficiente agua. Según Philip Alston, Relator Especial de Naciones Unidas sobre pobreza y derechos humanos, “el cambio climático amenaza el futuro de los derechos humanos y corre el riesgo de deshacer los últimos cincuenta años de progreso en materia de desarrollo, salud mundial y reducción de la pobreza”.

Para millones de personas la emergencia climática es un asunto urgente y concreto, que está afectando ya a sus derechos, a sus medios de vida y a sus perspectivas de futuro. Para reducir esos impactos, ONGAWA lleva a cabo programas de desarrollo que mejoran la resiliencia y la capacidad de adaptación de las personas más vulnerables en zonas rurales de Tanzania, Senegal, Mozambique y Nicaragua.

Pero no es suficiente. Es imprescindible que los gobiernos, especialmente los de los países del norte global, aumenten su ambición y su compromiso con la justicia climática. La COP25, que se celebra en Madrid este diciembre, debe servir para acelerar la transición hacia una economía global descarbonizada y comprometer los recursos financieros necesarios para la adaptación de las personas más vulnerables del planeta.

El ritmo actual de reducción de emisiones nos aleja del objetivo de limitar el calentamiento a 1,5º. Las contribuciones comprometidas por los países ricos en la última conferencia sobre financiación climática apenas llegaron al 10% de los 100.000 millones de dólares al año acordados en 2015 para la mitigación y adaptación de los países empobrecidos.

No podemos esperar más, y la sociedad civil y la ciudadanía estaremos vigilando a los líderes mundiales reunidos en la COP25, exigiéndoles que estén a la altura de lo que nos jugamos. 2019 ha sido el año en el que la movilización ciudadana en todo el mundo ha dejado claro que no admitimos más retrasos. El momento es ahora. El viernes 6 de diciembre nos encontraremos en la gran manifestación por el clima que recorrerá el Paseo del Prado y la Castellana de Madrid por un mundo justo y un planeta vivo.

¿Te vienes? ONGAWA convoca la manifestación como parte de Alianza por el Clima y marcharemos junto a ONGD y organizaciones sociales. Nos encontraremos a las 17.30 en el Paseo del Prado a la altura de la Plaza de Murillo.

¿Quieres más motivos para animarte? Mira este vídeo, producido para llamar a los jóvenes universitarios a implicarse en la lucha contra el cambio climático, en el marco de nuestro programa Global Challenge. Desde cuando hacer lo imposible ha sido un problema…

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